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Edificio del Banco Central
El Banco Central de Chile fue creado el 22 de agosto de 1925 y como no contaba con edificio propio comenzó a operar en una antigua sucursal del Banco de Santiago tomada en arriendo, ubicada en la esquina de las calles Agustinas y Ahumada en el centro de la capital.
Sin embargo, debido al alto nivel de actividades que realizaba, al poco tiempo fue necesario buscar un lugar más apropiado en términos de espacio y seguridad, para lo que se adquirió un sitio de 3.926 metros cuadrados que pertenecía a la Caja de Ahorros de Santiago, donde se construyó un edificio destinado especialmente para estos fines en las calles Agustinas con Morandé, lugar donde opera hasta la actualidad.
Luego de la realización de un concurso, se escogió en agosto de 1926 el anteproyecto elaborado por Alberto Cruz Montt junto a su colaborador Miguel Dávila, con una propuesta adecuada a las funciones y requerimientos del futuro edificio institucional, de líneas simples y equilibradas, cuya construcción se inicia en marzo de 1927 y fue entregada en diciembre de 1928, abriendo sus puertas al público el 17 de ese mes.
Posteriormente, en la década del 40 fue ampliado por la oficina de los arquitectos Smith Solar & Smith Miller, duplicando su fachada de calle Agustinas.
El estilo de la edificación es neoclásico ecléctico y recoge la tradición tipológica de los edificios bancarios ingleses, lo que se expresa en la fachada compuesta por pilastras a gran escala y por la decoración de los espacios interiores, en los que resalta el uso del bronce y del mármol.
La gran puerta recubierta en bronce es una de las características más llamativas y reconocidas del edificio, ya que tiene 6,2 metros de alto por 3,5 metros de ancho y pesa 6 toneladas, según documentos de la época.
La segunda intervención y más reciente, se realizó entre octubre de 2016 y febrero de 2018, al cumplirse 90 años de su construcción. El objetivo del proyecto fue preservar el valor del edificio como una pieza del patrimonio arquitectónico de Chile y asegurar el estado de conservación para generaciones futuras. Para ello, se repararon y recuperaron revestimientos, estucos y ornamentos y ventanas de bronce, además de fisuras en su fachada exterior que representaban un riesgo para los transeúntes. Un equipo de expertos realizó también un exhaustivo y riguroso trabajo de recuperación de la puerta principal.
Este inmueble está clasificado como construcción de Conservación Histórica, denominación que resguarda a las edificaciones de importancia nacional, histórica y arquitectónica.