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Friday, November 18, 2022

Determinantes y perspectivas de la cuenta corriente

Pablo García – Vicepresidente
Markus Kirchner – Gerente de Análisis Macroeconómico

La cuenta corriente registra un significativo déficit en el último tiempo: 6,6% del PIB en 2021 y 9,9% del PIB —acumulado en doce meses— en el tercer trimestre de 2022. Esta última cifra es el mayor déficit en muchos años. Por componentes, muestra un bajo nivel del saldo de la balanza comercial de bienes, junto con saldos negativos en servicios y rentas (gráfico 1). Un conjunto de antecedentes sugiere una reducción sustancial del déficit en lo venidero. Las proyecciones del IPoM de septiembre 2022 consideran que bajará a 3,6 y 3,3% del PIB en 2023 y 2024, respectivamente.

 

 

¿Qué significa el saldo de la cuenta corriente?

La cuenta corriente mide contablemente el intercambio de bienes y servicios y otras transacciones —rentas más transferencias corrientes— entre un país y el resto del mundo. Cuanto mayor son las exportaciones y otros ingresos recibidos, mayor será el saldo. Cuanto mayor son las importaciones y otros pagos al exterior, menor será el saldo.

Desde la perspectiva del equilibrio macroeconómico, el saldo de la cuenta corriente es la diferencia entre el ahorro nacional y la inversión, o entre el ingreso nacional y la demanda interna. Si el ahorro nacional no alcanza para financiar la inversión, o si la demanda interna supera el ingreso nacional, se requiere ahorro externo para financiar la diferencia. Es decir, un déficit de la cuenta corriente. Por lo mismo, el saldo en la cuenta corriente va a incidir, junto con efectos de valoración, en la evolución de la posición de endeudamiento externo del país con el resto del mundo. Lo anterior permite interpretar correctamente las magnitudes y perspectivas del saldo en la cuenta corriente.

¿Qué explica el elevado déficit de la cuenta corriente?

El déficit observado desde 2021 responde en buena parte al menor ahorro nacional. Por un lado, las medidas fiscales en medio de la pandemia más los retiros de fondos previsionales provocaron una inédita expansión de la demanda interna (sobre todo el consumo). Tanto el ahorro del gobierno como de los hogares cayó significativamente en 2021, efecto que aún persiste en el déficit acumulado anualmente al tercer trimestre de 2022. Se suma la recuperación de la inversión desde 2021 y menores ventas que han contribuido a una normalización del ahorro de empresas (gráfico 2). De hecho, en el tercer trimestre se observó un incremento relevante de la inversión en maquinaria y equipos, vinculada al desarrollo de proyectos energéticos, la minería y el transporte.

 

 

Los factores tras la pérdida de ahorro nacional han ido en retirada. Las ayudas fiscales no tienen la envergadura del año pasado y se ha moderado el consumo privado. Los datos del tercer trimestre muestran que, comparados con sus peaks en 2021, el consumo de bienes durables y no durables ha caído 22,3 y 6,6%, respectivamente. Esto evidencia una reversión hacia niveles más sostenibles, la que continuará en los próximos trimestres. Ello se apoya en una política monetaria que incentiva el ahorro y un alto nivel del tipo de cambio que desincentiva el gasto en bienes transables y estimula su producción a nivel local (gráfico 3).

 

 

Otros factores tras el déficit de la cuenta corriente son la caída en los términos de intercambio y los altos costos de transporte, afectados por los problemas logísticos a causa de la pandemia y el impacto en los precios de los commodities de la invasión de Rusia a Ucrania. Los términos de intercambio han caído cerca de 14% en el último año y los costos de transporte han aumentado casi 2% del PIB por sobre sus niveles prepandemia (gráfico 4). Estos costos se registran dentro de la balanza de servicios y explican gran parte de su deterioro desde 2020.

El impacto de estos factores también se puede interpretar a la luz del balance entre ahorro e inversión. En la medida que se perciba que estos fenómenos son transitorios, lo apropiado para una economía es acomodar su efecto vía un menor ahorro para suavizar el gasto y, por lo tanto, un déficit mayor en la cuenta corriente. Hacia adelante, de hecho, pareciera que serán efectivamente transitorios, dada la caída del precio del petróleo, la normalización de las cadenas de suministro y costos de fletes, y el menor volumen de las importaciones de bienes.

 

 

¿Cómo se ha financiado el déficit de la cuenta corriente?

En cuanto al financiamiento del déficit, durante 2022 ha aumentado la proporción de inversión extranjera directa neta, acumulando US$6.048 millones entre el primer y el tercer trimestre. Esto contrasta con 2021, cuando el déficit fue financiado principalmente por emisiones de deuda y liquidación de activos del gobierno, y la liquidación de activos de los fondos de pensiones (gráfico 5). Este cambio implica que estaría reestableciéndose una situación más habitual, donde parte importante de la necesidad de financiamiento externo está vinculada con la inversión de empresas no residentes, especialmente de la minería (ver Recuadro V.2 IPoM diciembre 2019), lo que permite sostener un déficit externo positivo moderado en el largo plazo.

 

 

¿Qué se espera que ocurra con la cuenta corriente?

Durante los últimos años la economía chilena ha estado expuesta a un conjunto inédito de shocks y medidas que han generados desequilibrios macroeconómicos que requieren ser restituidos para evitar secuelas de largo alcance, incluyendo un elevado déficit de la cuenta corriente.

En el marco del régimen de metas de inflación, las alzas de la TPM y la depreciación del peso contribuirán al aumento del ahorro privado y la reducción de los desequilibrios de demanda y oferta. También colaborará el mayor ahorro público y la devolución de otros factores, como los altos costos de transporte.

El incremento del déficit en cuenta corriente en el año móvil terminado en el tercer trimestre se ha debido por tanto a fenómenos distintos (particularmente más inversión) a los que subyacen la tendencia proyectada de moderación de este déficit (mayor ahorro privado y público). Así, se espera que a contar del cuarto trimestre de este año el déficit comience a ceder y se reduzca hacia niveles más sostenibles.

 

Las opiniones vertidas en este Blog no necesariamente representan la visión del Consejo del Banco Central de Chile.