06 de Marzo de 2024

Reestimación del IPC sin volátiles tras el cambio de canasta

Markus Kirchner – Gerente de Análisis Macroeconómico
Lucas Bertinatto - Jefe de Departamento de Análisis de Coyuntura
Felipe Guzmán - Jefe de Grupo de Precios y Mercados Financieros
Camilo Pérez – Economista Senior
Valentina Cortés - Analista Económico Senior
Mia Juul - Analista Económico

Las medidas de inflación subyacente buscan identificar las tendencias inflacionarias de mediano plazo, las que están asociadas al ciclo económico y respecto de las cuales la política monetaria puede actuar con mayor éxito. En consecuencia, buscan aislar el “ruido” que forma parte del Índice de Precios al Consumidor (IPC) y que resulta menos informativo para la proyección de inflación a mediano plazo. El IPC sin volátiles es uno de estos indicadores, y se construye mediante un criterio de optimización que considera ciertas propiedades deseables para un índice de inflación subyacente.

Este blog repasa brevemente la metodología de estimación del IPC sin volátiles y presenta los resultados de su reestimación considerando la información de los últimos años y la nueva canasta del IPC dada a conocer en febrero pasado. Bajo esta nueva estimación, a diciembre de 2023, la variación anual del IPC sin volátiles llegó a 4,7% (5,4% en la medición con base 2018=100). En tanto, para enero 2024, esta cifra disminuyó hasta 4,3%. En cuanto a las variaciones mes a mes, estas fueron similares entre ambas mediciones en los meses recientes.

Antecedentes metodológicos

Desde 2019 (Recuadro IV.1 IPoM diciembre 2019), el Banco Central incorporó el IPC sin volátiles al monitoreo regular de la inflación, adoptándolo como medida principal de inflación subyacente. Este es un índice de exclusión fija que prescinde, de manera permanente, de las agrupaciones de productos cuya variación de precios se evalúa poco informativa para la tendencia inflacionaria. Si bien presenta algunas limitaciones (como otros indicadores de exclusión fija), sus ventajas respecto de indicadores alternativos radican en la simpleza de su cálculo final y en su desempeño en ciertas propiedades estadísticas consideradas deseables.

En particular, el IPC sin volátiles se construye considerando y evaluando:
(i) El sesgo, lo que significa que, en promedio, la medida no muestre desvíos significativos respecto de la inflación total; 
(ii) la persistencia, lo que implica que converja suavemente a su nivel promedio; 
(iii) la volatilidad, lo que significa que presente oscilaciones bajas; y 
(iv) el error predictivo, buscando un indicador que sea informativo sobre los movimientos futuros de la inflación. 

Estas propiedades son condensadas en una función de pérdida cuyo valor se busca minimizar mediante la exclusión fija de un número óptimo de subclases volátiles del IPC. Los detalles de la metodología se encuentran en Carlomagno, Fornero y Sansone (2023).

Como se adelantó en 2019, cada cierto tiempo es recomendable revisar el comportamiento de los componentes que son incluidos/excluidos del IPC sin volátiles. En particular, los cambios de canasta del IPC son hitos que invitan a dicha revisión, siendo oportuno el periodo actual tras los diversos shocks que afectaron la dinámica de precios locales desde 2019. Se suma que, con la publicación de la nueva canasta del IPC, la clasificación de subclases –utilizadas para la construcción del IPC sin volátiles– cambió, aumentando de 136 a 172. Para dar continuidad a las series fue necesario reclasificar los productos de cada canasta hacia la nueva estructura de subclases. La metodología y los supuestos de trabajo utilizados, junto con los índices empalmados a nivel de subclases, serán publicados por el Banco Central en los próximos meses.

Respecto de la metodología original, en la reestimación del indicador se entregó mayor robustez al proceso de optimización al incorporarse un algoritmo que permitió considerar pequeñas modificaciones en el ordenamiento inicial de las subclases por volatilidad. Más detalles sobre este y distintos ejercicios de robustez realizados serán presentados en una minuta que se publicará junto al próximo Informe de Política Monetaria (IPoM) de marzo.

Resultados de la reestimación del IPC sin volátiles y medidas alternativas

La nueva canasta de IPC sin volátiles (base 2023 = 100) sugiere, en perspectiva histórica, una trayectoria de la inflación subyacente similar a la observada bajo la medición 2018 = 100. Cabe señalar que la inflación promedio de toda la ventana muestral y algunas propiedades, tales como la persistencia y volatilidad, no son muy distintas entre las dos medidas.

En lo más reciente, la variación anual del IPC sin volátiles, utilizando las series referenciales (ver detalles sobre este y otros conceptos en el blog sobre la nueva canasta del IPC), alcanzó en diciembre 2023 a 4,7%, por debajo del 5,4% calculado bajo la metodología y canasta anterior (gráfico 1 y tabla 1). Por su parte, en enero 2024, la variación anual del IPC sin volátiles se ubicó en 4,3%.

La nueva medida de inflación sin volátiles clasifica 83 subclases como no volátiles (90 en la anterior) y 89 subclases como volátiles (anterior: 46). La participación del IPC sin volátiles en el IPC total es levemente menor al de la canasta anterior (62%; anterior: 65%) (tabla 2). En la comparación entre ambas canastas, destaca que ahora se excluyen más subclases de bienes y alimentos, tales como la leche líquida y repuestos para el automóvil. En menor medida, algunos servicios también son excluidos, como servicios de alojamiento y transporte privado de pasajeros. Además, la nueva canasta pondera más, en términos relativos, a los bienes y menos a los servicios. En estos resultados influyen tanto las subclases que pasan a incluirse/excluirse como el cambio de ponderadores entre canastas. Al final de este blog se encuentra el listado completo de subclases que conforman el nuevo IPC sin volátiles (tabla 3).

Al comparar el desempeño relativo del IPC sin volátiles respecto de otros indicadores subyacentes monitoreados sistemáticamente por el Banco Central, se observa que la nueva canasta de IPC sin volátiles muestra un desempeño superior ─en términos de sesgo, volatilidad, persistencia y capacidad predictiva─ a las medidas de tendencia inflacionaria alternativas. Esto incluye otros índices de exclusión fija (entre los que destaca el IPC sin alimentos y energía, IPCSAE), de exclusión variable y la canasta de IPC sin volátiles anterior. 

En todo caso, los distintos indicadores de inflación subyacente analizados dan cuenta de velocidades (variaciones mensuales desestacionalizadas anualizadas) que han fluctuado en torno al 3% en los meses recientes (gráfico 2). Un análisis más detallado de la inflación, incluida la evolución de la inflación subyacente, junto a sus implicancias para la conducción de política monetaria se realizará en el próximo IPoM de marzo.

 

Las opiniones vertidas en este Blog no representan necesariamente la visión del Consejo del Banco Central de Chile.