Prensa


miércoles 17 de junio de 2020

Presidente del Banco Central presentó Informe de Política Monetaria (IPoM) de junio de 2020

 

El Presidente del Banco Central de Chile, Mario Marcel, presentó hoy el Informe de Política Monetaria (IPoM) de junio de 2020, ante la Comisión de Hacienda del Senado.

En su exposición, señaló que “a comienzos de abril, cuando presentamos nuestro anterior IPoM ante esta Comisión, el país comenzaba a enfrentarse a los efectos del Covid-19. En ese momento, la autoridad sanitaria había decretado diversas medidas de contención y las personas comenzaban a adoptar prácticas de distanciamiento social. Hoy, el número de contagiados por Covid-19 ha aumentado significativamente, así como las que, lamentablemente, han perdido la vida como producto de ella, lo que ha llevado a las autoridades a escalar las restricciones para lograr el control de la pandemia”.

El Presidente del Instituto Emisor indicó que “la situación por la que atraviesa Chile no dista de lo que ha sucedido en otros países, ni tampoco de lo que está ocurriendo en buena parte de América Latina. La evolución de la pandemia del Covid-19 y las acciones adoptadas para su contención constituyen un shock sin precedentes y de gran magnitud para la economía mundial”.

En ese sentido, sostuvo que la actual situación que enfrenta el país tiene una escasa relación con cualquiera de los períodos recesivos vividos en las últimas cuatro décadas, fundamentalmente porque su origen no es económico; su efecto tiene una sincronía nunca antes vista entre economías; y el marco de políticas públicas tiene una capacidad de respuesta mayor que en el pasado. Aun así, advirtió que “el costo para el país de la actual crisis será elevado, y algunos sectores requerirán adecuaciones significativas ante cambios más duraderos en sus condiciones y modos de operación”.

Debido a la emergencia sanitaria, la presentación se llevó a cabo a través de una videoconferencia. Junto con Marcel, quien expuso desde las dependencias del Banco Central, en la instancia participaron también el Vicepresidente, Joaquín Vial; los Consejeros Pablo García, Alberto Naudon y Rosanna Costa; el Fiscal Juan Pablo Araya; el Gerente División Política Monetaria, Elías Albagli; la Gerente División Estadísticas, Gloria Peña; el Gerente División Mercados Financieros, Beltrán de Ramón; el Gerente División Asuntos Institucionales, Michel Moure; y el Gerente de Estabilidad Financiera, Rodrigo Alfaro.

El Presidente del Banco destacó que “ante el cambio de escenario, el Consejo ha profundizado el impulso monetario, comprometiéndose a mantenerlo por un largo período de tiempo e incrementarlo por vías no convencionales, si ello es necesario para el logro de los objetivos de control inflacionario y mantención de la estabilidad financiera”.

Agregó que los bancos centrales y los gobiernos alrededor del mundo, han puesto un especial énfasis en evitar que la brusca caída de los ingresos de las personas y empresas se traduzca en un problema de insolvencia financiera. En el caso del Banco Central de Chile, se ha intensificado fuertemente el impulso monetario, llevando la TPM a su mínimo técnico. Junto con ello, se han adoptado diversas medidas para asegurar la liquidez en los mercados y facilitar la entrega de crédito a las empresas.

Con todo, Marcel advirtió que “escenarios que pueden ser aún más negativos que los planteados (en el IPoM) merecen especial atención. La magnitud de los efectos de la pandemia es significativa, y si bien las autoridades monetarias y fiscales han implementado un inédito conjunto de medidas, no es posible asegurar que la dimensión o duración de los daños no exceda lo estimado, algo que podría poner en riesgo la estabilidad financiera”.

Por ello, el Presidente del Instituto Emisor señaló que “en una situación de ese tipo, con la tasa de política monetaria ya en su mínimo técnico, es posible que el Banco Central deba extremar el uso del instrumental de política que posee. En tal sentido, valoró especialmente el apoyo parlamentario a una reforma constitucional y legal que amplíe las facultades de la Institución para actuar en situaciones excepcionales en que lo requiera especialmente la preservación de la estabilidad financiera”.

En cuanto a la respuesta que han tenido las autoridades política, monetaria y regulatoria, Marcel destacó que “las nuevas medidas fiscales acordadas por el gobierno y las aprobadas por el Consejo del Banco Central en la RPM de ayer, son reflejo de este esfuerzo conjunto y complementario por apoyar la economía y las condiciones de vida de la población”.

Sin embargo, indicó que “dado que la naturaleza de esta [crisis] es distinta a episodios recesivos anteriores, la velocidad de su recuperación depende de factores que escapan a lo puramente económico. Cómo evolucione la epidemia en el plano local y mundial, cómo sea el comportamiento de las personas en el futuro y si habrá reasignaciones estructurales más o menos permanentes, son todos temas de gran relevancia pero que aún no tienen una respuesta clara”.

Impacto en la economía

Respecto a las perspectivas para la economía, indicó que “lo inédito de esta situación hace particularmente difícil realizar proyecciones, pues ellas dependen en gran parte de factores que escapan del análisis económico. En lo inmediato, se prevé una contracción significativamente mayor en el segundo trimestre”.

Indicó que la implementación de cuarentenas más amplias y extendidas, implica que los registros de actividad de mayo y junio serán probablemente más negativos que el de abril. “Así, en mayo y junio entre el 42 y 43% de la población del país ha estado afecta a las cuarentenas, mientras que el PIB que se genera en las respectivas comunas pasó de 36 a casi 46% entre ambos meses”, señaló. En buena medida, todo esto ya ha ocurrido, pero su dimensión cuantitativa la conoceremos una vez que vayan surgiendo los indicadores más precisos, recordó.

El escenario central del IPoM asume que las cuarentenas se relajarán durante el tercer trimestre y se logrará una reapertura gradual de la economía, permitiendo así una mejora paulatina de la actividad y del mercado laboral. En todo caso, esto considera que parte de las prácticas de distanciamiento social —obligatorias y voluntarias— seguirán presentes por varios trimestres, por lo que la actividad de algunos sectores económicos tardará más en retomar los niveles previos al comienzo de la pandemia.

Tomando en cuenta los criterios anteriores, el Consejo estima que en 2020 el PIB total tendrá una contracción entre 5,5 y 7,5%, mientras que durante 2021 y 2022, la economía irá recuperándose, registrando crecimientos entre 4,75 y 6,25% y entre 3 y 4%, respectivamente

El consumo privado, por su parte, se contraerá cerca de 6% en 2020. Tras la fuerte caída del segundo trimestre, esta proyección asume que los hogares continuarán afectados por la baja de los ingresos y la elevada incertidumbre, elementos que son morigerados por las medidas de protección social, como el Ingreso Familiar de Emergencia y los programas de apoyo fiscal enfocados a los más vulnerables.

El Presidente del Instituto Emisor señaló que, en el escenario central, la inversión se contraerá en torno a 16% en 2020. “Este desempeño se explica por una fuerte contracción de la inversión de los sectores no mineros, debido a las estrecheces y restricciones de los flujos de caja corporativos y la altísima incertidumbre. Se suma la postergación de la ejecución de los grandes proyectos en 2020. Hacia 2021 y 2022, se prevé un repunte de la inversión, considerando que para entonces ya se habrán despejado o aminorado las incertidumbres, los grandes proyectos de inversión retomarán su desarrollo y el gobierno elevará la inversión pública en infraestructura y vivienda como parte del Plan de Emergencia acordado”, manifestó.

Marcel indicó que el IPoM prevé que la inflación se reducirá hasta valores en torno a 2% para el cierre de este año, proyectándose que solo hacia fines del horizonte de política —el segundo trimestre de 2022— se ubicará en torno a 3% anual.

Medidas del Banco Central

Marcel destacó el conjunto de medidas que ha adoptado el Banco en los últimos meses, las que en conjunto con lo realizado por Ministerio de Hacienda y la Comisión para el Mercado Financiero ha permitido que el crédito comercial esté mostrando tasas de variación anual crecientes. Esto, destacó el Presidente del Banco, es una diferencia significativa de lo que se observó en otros períodos de contracción económica en el pasado.

Recordó que en marzo pasado el Banco Central estableció la facilidad de Financiamiento Condicional al Incremento de las Colocaciones (FCIC). Al 11 de junio, los bancos habían utilizado el 83% de la facilidad, con algunos de ellos que ya habían llegado al tope disponible. Destacó que “la combinación de esta facilidad con las garantías aportadas por el gobierno a través del FOGAPE y la flexibilización de normas de la Comisión para el Mercado Financiero, han propiciado que el crédito comercial haya crecido a tasas anuales del orden de 11% real en mayo, que se comparan con los valores en torno a 6,5% que mostraban hasta febrero”.

Reunión de política monetaria de junio

El Presidente del Banco comentó las decisiones adoptadas en la Reunión de Política Monetaria que sostuvo ayer el Consejo. Indicó que, coherente con el deterioro que se estaba observando en la economía, se había determinado la necesidad de intensificar el impulso monetario. Coherente con ello, el Consejo había mantenido la TPM en su mínimo técnico —actualmente establecido en 0,5%—, y ampliado las medidas no cuantitativas.

Estas medidas añadirán recursos por hasta un 10% del PIB, y consisten, en primer lugar, en una segunda etapa de la FCIC que agregaría recursos por US$16 mil millones con un vínculo más estrecho con los créditos Covid y créditos a Instituciones Financieras no Bancarias, que canalizan recursos a pequeñas empresas y deudores de menores recursos. En segundo lugar, se anunció un programa de compra de activos por un monto de hasta US$8 mil millones, inicialmente orientado a la recompra de la deuda de mediano plazo del Banco Central y bonos bancarios, todo lo cual contribuirá a entregar liquidez a los mercados, reactivar el funcionamiento del mercado de bonos como fuente de financiamiento, facilitar ajustes de portafolio frente a cambios en las percepciones de los mercados, mejorar las condiciones financieras de mediano plazo y anclar las expectativas inflacionarias en la meta del Banco.

Indicó que el Consejo seguiría evaluando la eventual ampliación y/o adopción de éstas u otras medidas de acuerdo con las necesidades de la economía y las facultades legales que posee el Banco”.

En este escenario, el Presidente del Banco reafirmó que “la política monetaria se mantendrá en una posición altamente expansiva por el tiempo necesario para asegurar la convergencia de la inflación a la meta de 3% en un horizonte de dos años, y apoyar la estabilidad financiera. Con ello, también se impulsará la demanda y la actividad.

Reflexiones finales

En el cierre de su alocución, Marcel destacó que, desde la crisis social de 2019, “el Banco Central fue capaz de articular respuestas innovadoras y de gran magnitud frente a shocks que superaban largamente las turbulencias precedentes. En cosa de días, si no de horas, se adoptaron medidas de liquidez; sin complejos se resolvió intervenir en el mercado cambiario; en pocas semanas se puso en marcha un innovativo programa para asegurar una respuesta adecuada del crédito bancario a monumentales déficits de caja en las empresas. Todo ello comprometiendo recursos a una escala sin precedentes. Aunque no es fácil sumar las cosas, la totalidad de recursos movilizados o comprometidos por el Banco en los últimos ocho meses se aproxima a 20% del PIB”.

Agregó que “recuperar la economía de shocks como los que estamos viviendo es una tarea compleja, que hay que seguir hasta el final. No basta con tomar decisiones y comprometer recursos: debemos preocuparnos de su implementación, generar complementariedades con las medidas de otras autoridades; evaluar, ajustar y escalarlas de ser necesario”, señaló, agregando que “es por eso que, enfrentados a una prolongación de las restricciones sanitarias como producto de la extensión del contagio, ayer adoptamos medidas no convencionales por cerca de 10% del PIB, prácticamente duplicando la contribución del Banco Central a la contención de la crisis, por una parte, y a la preparación para una posterior recuperación, por otra”.

Pero junto con ocuparnos de estas responsabilidades, manifestó, no debemos perder de vista las lecciones de fondo. “Primero, pese a los avances de las últimas décadas, somos aún un país emergente, con debilidades y vulnerabilidades que afectan a segmentos importantes de la sociedad y el sistema productivo. Nuestras instituciones pueden ser más sólidas que las de algunos pares, pero aún no cuentan con la fortaleza suficiente como para inspirar la confianza que permita contener el aumento de la incertidumbre frente a eventos inesperados ni para proteger lo suficiente a los que más lo necesitan. Por eso, como acabo de mencionar, las políticas públicas no pueden apoyarse solo en promedios, es necesario mirar la distribución completa, reconociendo la desigualdad”.

“Segundo, tenemos que estar preparados para eventos adversos, incluyendo aquellos que ni siquiera conocemos. Los países del Asia-Pacífico, desde Nueva Zelanda a Corea, enfrentaron mejor el Covid-19 porque durante décadas se prepararon para enfrentar epidemias causadas por virus desconocidos. En Chile y América Latina debemos prepararnos mejor no sólo para esto, sino para enfrentar mejor emergencias económico-sociales, mejorando nuestros sistemas de protección social y los marcos regulatorios y la capacidad de movilizar el crédito. Así podremos evitar la propagación del daño en un sector o una dimensión de nuestra economía. Esto, por supuesto incluye recomponer, en cuanto sea posible, las holguras fiscales y financieras acumuladas durante décadas, y que nos han dado espacio para actuar hoy. Ello no es suficiente sin los elementos anteriores”.

Por último, concluyó, “tenemos que reconocer que la capacidad técnica y la creatividad no son suficientes para reemplazar la organización, la cooperación y el diálogo. En este episodio hemos constatado que no hay ningún actor que por sí solo pueda resolver los problemas más apremiantes del país y que cuando alguno trata de hacerlo, pronto comete errores que debilitan su confiabilidad. En esta coyuntura, la autonomía de diferentes instituciones no es un obstáculo para la cooperación y la coordinación”.

 
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