Prensa


lunes 11 de julio de 2022

Comunicado del Consejo del Banco Central de Chile


En los últimos días, la economía chilena, al igual que otras economías en el mundo, ha enfrentado shocks externos de gran intensidad. Esto ha ocurrido en un escenario donde la incertidumbre local ha permanecido elevada. En este contexto, el peso se ha depreciado significativamente y su volatilidad se ha incrementado de manera relevante.

La elevada inflación en el mundo ha llevado a que varios bancos centrales intensifiquen el ritmo efectivo y esperado de retiro de los estímulos monetarios, destacándose el caso de EE.UU. La reacción en los mercados financieros internacionales ha sido intensa, y se percibe en la actualidad una mayor probabilidad de recesión global.  Mayores tasas de interés en EE.UU., junto con el rol de moneda refugio del dólar estadounidense, han llevado la moneda norteamericana a su nivel más apreciado desde 2002. Los temores de un escenario global más debilitado han reducido los precios internacionales de los alimentos y la energía, desde los elevados niveles que se gatillaron por el conflicto entre Rusia y Ucrania. Adicionalmente, el precio del cobre ha caído cerca de 20% desde comienzos de junio, lo que ha sido muy superior a la de otros commodities, lo que ha generado un deterioro en los términos de intercambio de nuestra economía.

A nivel local, la política monetaria se ha venido ajustando desde hace un tiempo para hacer frente a la mayor inflación y al exceso de gasto observado el año anterior. Por su parte, la política fiscal, se enmarca en una senda de convergencia coherente con las condiciones de largo plazo de la economía. Sin embargo, el significativo déficit de la cuenta corriente, una inflación alta y los niveles de incertidumbre local, han aumentado la sensibilidad de la economía a shocks externos.

Los desarrollos antes mencionados han afectado la evolución de la paridad peso-dólar durante los últimos días, acumulando una pérdida de valor cercana al 20% desde comienzos de año.  Ésta a su vez ha mostrado episodios de volatilidad inusualmente alta en los últimos días. Situaciones como la descrita son de especial preocupación, ya que podrían obstruir la formación de precios del mercado cambiario y tensionar la evolución de otros sectores del mercado financiero, lo que, como en otras ocasiones, requeriría de la intervención del Banco a fin de asegurar el buen funcionamiento de la economía.

Por esta razón, el Instituto Emisor ha estado monitoreando de manera exhaustiva la evolución de los mercados y ha mantenido una comunicación permanente con las demás autoridades económicas. La evaluación indica que hasta ahora los mercados han sido capaces de absorber los shocks de manera adecuada y que la volatilidad en el mercado cambiario no se ha trasladado a otros segmentos del sistema financiero, los que han operado con niveles de liquidez adecuados.

En particular, frente al deterioro en el escenario externo y la mayor volatilidad cambiaria, los mercados de renta fija a distintos plazos han funcionado normalmente y la liquidez de corto plazo en los mercados monetarios en pesos y en dólares se ha mantenido en niveles adecuados.  Lo anterior contrasta con lo ocurrido en otros episodios de tensiones cambiarias intensas, como en octubre de 2019 y marzo de 2020, cuando la presión cambiaria se conjugó con una fuerte tensión en el funcionamiento de los mercados financieros en general.

El Banco considera que los factores que han tensionado al mercado cambiario seguirán presentes, y continuará con el monitoreo de esta situación. De ser necesario, implementará las medidas que correspondan para asegurar el normal funcionamiento de los pagos internos y externos.

 
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